sábado, 24 de julio de 2010

Madres adolescentes


El embarazo adolescente, problemática seria y creciente a nivel mundial, “merece un abordaje particular. Al igual que otras dificultades que plantea el ejercicio de la sexualidad, se evitaría en gran medida, a través de una adecuada y oportuna educación sexual desde etapas tempranas de la vida”, aseguró a Salud y Bienestar la presidenta de la Federación Sexológica Argentina (Fesea) Silvia Darrichón. Según cifras oficiales del ministerio de Salud de la Nación, en Argentina nacen por año 107.109 hijos de madres adolescentes.

En diálogo con este suplemento, la sexóloga educativa afirmó que “para analizar el tema debemos tener en cuenta el medio de pertenencia de la adolescente, ya que no tiene el mismo significado en los diferentes grupos socioculturales”.

Darrichón explicó que “en las familias pertenecientes a sectores más carenciados es frecuente oír a la madre de la joven decir 'a mi me pasó lo mismo', naturalizando el hecho hasta como esperable. En estos casos, el nuevo ser pasa a integrar el grupo familiar sin que estén claramente establecidos los roles de madre, padre y abuelos. En otros sectores, pasado el primer impacto, los abuelos esperan la llegada del niño/a como un hijo más, cuando debería ser la madre la responsable de la crianza, confundiéndose también los roles”.

Lo cierto es que nuestros niños y jóvenes están cada vez más solos. La post-modernidad, marcada por la inmediatez y el aislamiento, la falta de proyectos, hace que en muchos casos el embarazo se convierta en un “proyecto de vida” para la joven, a través del cual puede canalizar la afectividad, sentirse necesitada, valorada, llegar a “ser” a partir de “ser madre”. “Esto acontece no solo en los sectores más desprotegidos, donde por supuesto se agregan dificultades y complicaciones. A la carencia afectiva se suma la crisis socioeconómica que ha marcado fuertemente a la familia en los últimos tiempos”, agregó.

La especialista contó a Salud y Bienestar que el Programa Nacional de Planificación Familiar “garantiza la provisión de manera gratuita de los anticonceptivos y cada provincia debe además, garantizar acciones de información y educación para que nuestras mujeres puedan, a partir del conocimiento de los métodos, incluso los naturales, elegir junto a sus parejas y los profesionales de la salud, el que crean más conveniente”.

Sin embargo, los embarazos no planificados en las adolescentes se siguen produciendo y cada vez en número mayor, “lo que deja en evidencia que garantizar la provisión de anticonceptivos no es suficiente para enfrentar el problema”.

En el pasado, el embarazo adolescente se vivía con vergüenza, ocultamiento, era condenado familiar y socialmente, y significaba el abandono de la escolaridad en la mayoría de los casos. “Las instituciones educativas no estaban preparadas para acompañar a la joven. Actualmente estamos en el otro extremo, la embarazada pasa a ser hasta admirada por sus pares, facilitándosele las tareas escolares, cuando en realidad se deberían sumar responsabilidades. Acompañar y contener a la menor embarazada, con todo lo que ello implica es un deber pero de ningún modo se puede convertir en un modelo para sus compañeros”.

Para Darrichón, “los bebés que llegan a este mundo deberían tener padres capacitados desde la madurez, no solo biológica, sino psicológica y afectiva para garantizar la crianza. La especie humana es una de las que más atención y cuidado necesita para sobrevivir, alimento, abrigo, protección y sobre todo afecto durante un período prolongado de tiempo”.

El embarazo adolescente, al igual que otras dificultades que plantea el ejercicio de la sexualidad, se evitaría en gran medida, a través de una adecuada y oportuna educación sexual desde etapas tempranas de la vida. Por “acción u omisión”, “conciente o inconscientemente”, se educa sexualmente “desde nuestras manifestaciones de afecto, de contacto, de ternura, de nuestros silencios y la transmisión de mitos y creencias”.

La presidenta de Fesea manifestó que acuerda en que la educación sexual “es una responsabilidad primaria de la familia”, y aseveró que “la escuela como institución, debe completar y acompañar a la familia en este proceso. Muchas veces la familia no cumple con este rol, ya sea por que no está o por que no puede, o no sabe cómo”.

En el ámbito educativo, “decir también que no se hace educación sexual es un error, por que se está haciendo; sería mejor pensar, reflexionar, docentes y padres, sobre qué educación sexual queremos para nuestros niños y jóvenes”, detalló.

Carencia de educación sexual
La educadora advirtió que “las consecuencias de la falta de educación sexual se ven en el sistema de salud a través de embarazos prematuros, complicaciones de abortos, infecciones de transmisión sexual, abuso sexual. La prevención se debe hacer desde el sistema educativo”.

Por eso opinó que “la sexualidad no es un problema como generalmente se trata en la currícula; el tema entró en nuestras escuelas a partir del VHI/Sida, los abortos y abusos, inculcando el miedo como forma de prevenir, mientras la verdadera prevención se debería hacer desde el bienestar y la salud. Hemos visto a lo largo de la historia del hombre que el miedo en ningún caso evitó las grandes pandemias que llevaron a miles de muertes. El castigo, la negación y la prohibición no han dado resultados, comencemos a hablar de comunicación, respeto, afecto y sobre todo de placer”.

Problemas y soluciones
A través del tiempo, el número de embarazos adolescentes no disminuyó y tiende a aumentar la franja de chicas de 12 a 15 años convertidas de buenas a primeras en mamás.

En esa franja de edad, la proporción de embarazos como resultado de abuso o violencia es importante. Pero los médicos no pueden hacer denuncias: se trata de delitos privados, y para conseguir la intervención judicial deben denunciar el padre, la madre u otro adulto responsable.

Tres de cada diez adolescentes quedan embarazadas dentro del primer año de tener relaciones sexuales, según una encuesta en las maternidades de cuatro hospitales públicos porteños realizada por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).

Entre las 171 chicas de 13 a 19 años que acababan de dar a luz en los hospitales Rivadavia, Pirovano, Alvarez y Argerich, seis de cada diez respondieron que no habían planificado el embarazo. Sin embargo, casi la misma cantidad (63 por ciento) dijo que había recibido educación sexual en la escuela antes de quedar embarazada.

"Esto demuestra que los adolescentes identifican cualquier información sobre sexo como si fuera educación sexual", dijo la doctora Alicia Figueroa, obstetra y ginecóloga del hospital Durand e integrante del Celsam. La frecuencia del embarazo no planificado en la adolescencia resulta alarmantemente alta, concluye el trabajo.

La investigación apuntó no sólo a identificar el nivel de educación sexual en las adolescentes madres que asisten a los hospitales públicos de esta ciudad, sino también a conocer cómo esa información influye en el ejercicio de la sexualidad. Para ello, el equipo recolectó datos que van desde el cuidado en la primera relación y la escolaridad durante el embarazo, hasta cuál será el lugar de residencia después del parto.

La primera vez
El 41 por ciento de las adolescentes admitió no haber utilizado ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. "Esto confirma la fantasía de que en la primera vez no se puede quedar embarazada", apuntó Figueroa.

En tanto, casi la mitad (49,71 por ciento) dijo que su pareja había utilizado preservativo y entre las conclusiones del estudio se detalla que el 23 por ciento de las chicas piensa que es más fácil para el varón aprender a cuidarse. "Esto es un desastre; las adolescentes siguen pensando como lo hacían nuestras abuelas", afirmó la representante del Celsam.

Sólo dos de cada diez chicas usaron de manera constante un método anticonceptivo desde la primera relación sexual: "se vio que las chicas se empezaron a cuidar cuando las relaciones eran estables -dijo Figueroa-. Es el mismo pensamiento mágico de que la primera vez no va a pasar nada."

En cuanto a si la escolarización había influido en la frecuencia de embarazos entre las chicas que asistían o no a la escuela, la respuesta fue no. Sin embargo, la cantidad de embarazos no planificados fue mayor entre las chicas que asistían a clases. "Esto indica que la escolarización por sí misma no es un factor que protege a las adolescentes de quedar embarazadas", afirmó Figueroa.

Del 47 por ciento de las adolescentes que iba a la escuela cuando quedó embarazada, el 58 por ciento la abandonó por decisión propia (38 por ciento) o de los padres (seis por ciento), porque la escuela no la aceptó (cuatro por ciento) y por indicación médica (15 por ciento). "Este último porcentaje llama la atención porque es muy alto y no es la frecuencia normal de reposo que se les recomienda a las mujeres embarazadas -señaló la doctora Figueroa-. En cuanto a la decisión de los padres, es un índice directo de una baja contención familiar."

Sin embargo, una de cada dos chicas que abandonaron la escuela dijo que volverá a estudiar y a trabajar, y una de cada cuatro sólo se dedicará a cuidar al bebe, aunque la convivencia con el padre del bebe aumentará sólo en un nueve por ciento de los casos después del embarazo. En tanto, más de la mitad seguirá viviendo con sus padres y un 2,4 por ciento irá a vivir sola.

Más información
La ley 3.091 instituyó el 26 de septiembre de cada año como día de la Prevención del Embarazo Adolescente no Planificado, que promueve acciones de prevención y promoción de la salud sexual y reproductiva.

El día mundial de prevención del embarazo no planificado en adolescentes, trata de concientizar y educar a las y los jóvenes acerca de las mejores opciones anticonceptivas, para permitirles tomar decisiones libres, responsables e informadas, sobre si tener o no hijos, cuántos tener y poder elegir el momento adecuado.

Según cifras oficiales del ministerio de Salud, en Argentina nacen por año 107.109 hijos de madres adolescentes, por lo que el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) destacó la necesidad de generar conciencia y mejorar la educación sobre anticoncepción y salud sexual entre los jóvenes.

El Celsam advirtió que el embarazo adolescente "es una problemática seria y creciente a nivel mundial" y destacó que actualmente "más de mil millones de jóvenes están entrando a sus años reproductivos, siendo ésta la cifra más numerosa de la historia". Para tomar decisiones que cuiden su salud sexual, y prevenir así infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no deseados, los jóvenes necesitan informarse para ejercer todos sus derechos a través del acceso a la información y los métodos de prevención, destacó el Celsam.

Por tal motivo la entidad profundizó en 2009 la información sobre educación sexual de los adolescentes, a través de un reciente trabajo que abarcó a 500 jóvenes escolarizados de entre los 12 y los 20 años. Según esta investigación el 64 por ciento de los jóvenes consultados habló sobre sexualidad y cuidados con sus propios pares.

Entre las principales conclusiones conocidas a través de esta encuesta, sólo uno de cada cinco adolescentes conoce la existencia de una ley que garantiza su derecho a recibir educación sexual.

El estudio del Celsam también indagó acerca de la información que los adolescentes deseaban recibir. El 50 por ciento de los adolescentes consultados aseguró que deseaba recibir información acerca de la prevención de las infecciones de transmisión sexual; en segundo lugar sobre los métodos anticonceptivos (40 por ciento), en tercer lugar sobre la prevención del abuso sexual (12 por ciento) y en cuarto lugar acerca de los roles de género e igualdad entre varones y mujeres (10 por ciento).

Fuentes: AIM, Salud y Bienestar, Celsam, ministerio de Salud de la Nación
http://sal-bien.aimdigital.com.ar/ver_suple.php?id=6320

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