viernes, 16 de julio de 2010

El Método Kumon

El Método Kumon es uno de los sistemas de aprendizaje de matemáticas y lenguaje desarrollado por el japonés Toru Kumon. Este método involucra la repetición de ejercicios básicos de matemáticas que gradualmente se hacen más complejos hasta que el estudiante alcance un nivel avanzado de destreza. El propósito más importante de este método es el de sentar las bases del aprendizaje en aquellas áreas que proporcionan un alto nivel de autoconfianza al estudiante y la habilidad de aprender por él mismo, como son las matemáticas y el lenguaje.

El método Kumon es una técnica de aprendizaje infantil excelente para las matemáticas y el lenguaje, tanto para niños con dificultades, como sin ellas.


El método Kumon se ha extendido con éxito en 71 países y tiene más de 3.5 millones de alumnos que se han beneficiado de la fórmula de esta técnica de aprendizaje infantil, consiguiendo que las matemáticas dejen de ser un suplicio.

¿En qué consiste el método Kumon?

El método Kumon es una técnica de estudio que intenta desarrollar el máximo potencial de cada niño, en las materias de matemáticas y lenguaje, a través de un programa individualizado adaptado a las necesidades y posibilidades del estudiante.

El método Kumon es una formación extraescolar y normalmente se necesitan dos sesiones semanales. Esta técnica de aprendizaje infantil puede ser utilizada para adultos, siendo la adaptabilidad al alumno una de sus características, por lo que es factible para cualquier edad y persona, aunque la mayoría de sus usuarios son los pequeños.

¿Cuál es la fórmula del método Kumon?

La fórmula del método Kumon parte del aprendizaje a través de un material didáctico propio y autoconstructivo. Es decir, que potencia al máximo la capacidad del niño de aprender por sí mismo con una intervención mínima del formador. Consiguiendo, además, con esto, crear un hábito de estudio basado en la responsabilidad del propio niño.

Cada paso del método Kumon debe ser como un reto para el alumno. Cada vez es un poco más complicado, y en función del propio alumno, será el grado de complicación. De esta forma, el método de esta técnica de aprendizaje, intenta que el pequeño haga una asimilación autodidacta respetando su propio ritmo.

Filosofía de Kumon

Cualquier niño tiene una capacidad para aprender muy por encima de las expectativas de sus padres. Nuestro trabajo, como educadores, no consiste en llenarles de hechos y datos como si fueran sólo cajas vacías, sino en animar a cada niño a querer aprender, enseñarle a disfrutar aprendiendo y en prepararle para estudiar lo que necesite o quiera en el futuro.”

Críticas y elogios al “método Kumon”

En los últimos meses, la difusión de un “método japonés” para aprender la materia activó un debate académico, ya que los especialistas argentinos suelen considerar a esa metodología como “repetitiva” y “anticuada”. Pero el “método Kumon”, surgido en la ciudad japonesa de Osaka, se desparrama sin pausa por toda la Argentina, instalando sucursales a través del sistema de franquicias, como hacen las cadenas de comidas rápidas.

¿En qué consiste el método? Su diferencia con la enseñanza de la matemática tradicional, según sus profesores, es que prioriza lograr la motivación del alumno y que cada chico obtenga un modelo personal de aprendizaje. En el Kumon se nota la huella del marketing, cuya tendencia contemporánea es producir un bien para cada segmento del mercado; en este caso, se “produce” un programa para cada alumno. “Ni bien llega un alumno, le tomamos un test de diagnóstico y a partir de ahí le diseñamos un plan de ejercicios en donde partimos de lo básico, tanto que al alumno le parece todo muy fácil”, señala Jorge Porcellana, uno de los coordinadores del programa. “Si se empieza por lo conflictivo, al alumno se lo somete a una situación de mucho estrés”, agrega.
Pero este método no convence a todos los especialistas locales; la licenciada en Matemática, Patricia Sadovsky, asegura que “el gradualismo del método Kumon hace que el alumno no se ponga en la necesidad de tomar decisiones; y es justamente fundamental en Matemática enfrentarse a la toma de decisiones”. Sadovsky consideró que el método japonés “es básicamente una gimnasia muscular, con una alta dosis de automatización”.
Por su parte, Claudia Broitman, licenciada en Ciencias de la Educación y miembro del Equipo de Matemática de Educación General Básica del Gobierno porteño, evalúa que la disciplina, en el Kumon, “se enseña de un modo anticuado, en pequeños trocitos de información y ejercitación”. La pedagoga agrega que los alumnos “sólo repiten un modelo”, dado que “los ejercicios son siempre exactamente iguales que el primero, sólo varían algunos números”.

Sin embargo, desde Kumon aseguran que “acá al chico se le enseña el porqué de cada cuestión y la importancia del aprendizaje de las Matemáticas”. Porcellana afirma que “con Kumon el alumno aprende a planificar, y logra una capacidad de estudio que después lo favorece en otras disciplinas”. En tanto, otro coordinador, Carlos Rossi, revela que “el alumno tiene que encontrar sus errores solo, aunque claro está que a su lado hay un orientador”.

Este es otro punto conflictivo; “Lo que se produce en la interacción grupal no es lo mismo que lo que surge del trabajo solitario”, exclama Sadovsky, y agrega: “En Kumon no hay debate ni producción colectiva, que es lo más provechoso”. Por su parte, Broitman señala que “es muy discutible que el trabajo individualizado sea una ventaja”.
Los profesores del Kumon se encargan de resaltar que el suyo no es un sistema de apoyo tradicional, ya que no trabajan con el esquema de asistir a las clases un par de semanas antes de dar una prueba, o un examen en los turnos de marzo o diciembre. Ellos “recomiendan” que se tome un curso de un año para alcanzar los resultados adecuados; claro que si se hace caso a esa sugerencia, habrá que desembolsar 55 pesos mensuales. Otro costado atractivo, según sus profesores, es que las clases no duran más de media hora, y que, durante el año, suelen otorgarles medallas y premios simbólicos a los alumnos.

“Me parece muy bien que se motive al alumno; nadie puede oponerse a eso”, retruca Sadovsky, pero recalca que “esas virtudes no tienen que ver con las Matemáticas en sí, son cosas externas a la disciplina”. Por lo pronto, el producto Kumon se multiplica en la Argentina; como para demostrar que desde Japón no sólo llegan autos y electrodomésticos. Y que hasta la enseñanza de ecuaciones y de operaciones aritméticas puede ser territorio del marketing.

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