miércoles, 17 de agosto de 2011

Ayudar con los deberes, una tarea difícil para los padres

 Los chicos aprenden hoy matemática y lengua de forma menos mecánica que sus papás. Así, los adultos no entienden los ejercicios ni saben cómo apoyarlos. La falta de tiempo es otra complicación. Por los cambios en el método de enseñanza Y el poco tiempo
Dos más dos es cuatro, y “mi mamá me mima” tiene muchas “emes”. Dos conclusiones evidentes, pero los caminos para llegar a ellas no siempre son los mismos. Los chicos que hoy van a la primaria aprenden de una manera diferente a cómo aprendieron sus padres. Ahora se intenta que la enseñanza sea más razonada y menos mecánica. Por eso, para los papás, ayudar a sus hijos se puede convertir en una tarea difícil.
Involucrarse más y aprender junto a ellos es lo que recomiendan los especialistas.
En dos cuestiones hay consenso: hoy se aprende mejor y los papás deben participar de ese proceso para que su aporte vaya en el mismo sentido del trabajo que se hace en la escuela. Incluso preguntarle a los maestros tantas veces como lo hacen sus hijos , para comprender lo que se promueve en el aula.
“Las familias contribuyen en el proceso de alfabetización de los chicos –asegura Silvia González, coordinadora del area de Lengua en el nivel inicial del Ministerio de Educación de la Nación–. Alfabetizarse no es sólo aprender las letras. Se trata de aprender (las letras) en el marco de situaciones en donde se leen y se escriben textos”, grafica González. En este sentido, muchas veces aparecen errores de ortografía que sorprenden a los padres y los ponen un poco impacientes.
Algo similar sucede con la matemática. Ahora, en los cuadernos hay ensayos de procedimientos, conclusiones sobre la resolución y demás anotaciones. En la mirada de Graciela Chemello, coordinadora de Matemática en el nivel inicial del Ministerio de Educación, todas esas “anormalidades” chocan contra lo que los padres aprendieron en su momento . “Los padres pueden preocuparse al encontrar en el cuaderno huellas de errores que para los maestros juegan un papel constructivo en el aprendizaje. En la escuela de hoy, el cuaderno de matemática tiene diferentes funciones”, dice Chemello. “Los padres deben estar al tanto de las propuestas curriculares de cada escuela.
Si se quejan por la forma en que aprenden es que el canal de diálogo con la escuela falló ”, explica Patricia Redondo, pedagoga e investigadora de FLACSO.
“Hay que incluir a la familia. Si se desliga, la escuela sola no puede”, aporta Ana Ravaglia, subsecretaria de Educación porteña. Según Ravaglia, en las escuelas hay foros de participación con los padres, en donde esta problemática aparece con frecuencia. También, las ocupaciones cotidianas, que son una carga para muchos padres que se sientan sin tiempo para ayudar a sus hijos con la tarea. “El exceso de tareas a veces sobrecarga a las familias”, agrega Redondo. “Si una mamá llega de trabajar y se encuentra con una montaña de tareas para hacer, hay algo que falla.
La tarea debe ser un complemento de lo que se aprende en el aula, una continuidad”.
Pero al mismo tiempo, a veces basta con pequeños gestos para estar a la altura de lo que necesitan los chicos. “Acompañarlos con la lectura y en los primeros pasos de la escritura es fundamental”, explica Marina Cortés, del area de Lengua del Ministerio de Educación. Según Chemello, también pueden ser importantes algunos juegos, como la generala, o hacerlos participar de actos cotidianos, como estimar el gasto al realizar una compra. Llegar a un mismo resultado es importante, pero mucho más será que padres e hijos puedan transitar juntos ese camino.

Consejos
El Departamento de Educación de EE.UU. publica hace años la guía Cómo ayudar a su hijo con la tarea escolar . Allí, entre otras sugerencias para padres, aparecen: Fijar una hora para hacer los deberes; y tener en cuenta que el mejor momento no es el mismo para todos los chicos.
Elegir un buen lugar para la tarea. Debe ser un espacio bien iluminado y silencioso, y es bueno dejar que el chico lo decore o acondicione a su gusto.
Eliminar distracciones. Apagar el televisor. ¿Llamadas a compañeros? Limitarlas, y es mejor si sólo son para consultar dudas.
Tener todos los útiles y materiales necesarios a mano.
Interesarse en las tareas –por ejemplo, incluyéndolas en las charlas familiares– y tratar de mostrar lo interesante y útil que pueden ser.
Supervisar la tarea. Sobre todo cuando el niño suele no cumplirla. Puede preguntarse a la maestra qué tan cercano debe ser el seguimiento. Y habría que pedirle que avise en cuanto haya problemas con los deberes.
Prestar atención a las señales de frustración del chico. Ante ellas, permitir descansos.
Hacerle saber al niño que se tiene plena confianza en su capacidad para hacer el trabajo.
No ahorrar elogios y cuidar que las críticas sean siempre constructivas.

“Al principio me costó adaptarme”
“Al principio me costó adaptarme”, cuenta Silvina Zalba (40), que ayuda con las tareas a Máximo en cuarto grado y a Joaquín en primero. “Hay que tener paciencia, porque por momentos te dan ganas de enseñarles a tu manera, como aprendiste vos cuando eras chico. Pero después te das cuenta que por ese camino no vas a ningún lado. Hay que respetar esa forma que tienen de aprender y una vez que te adaptas a eso es mucho más fácil”. Los chicos van a una escuela de doble turno, lo cual simplifica las cosas para esta mamá. “En general suelen hacer la tarea en la escuela. Si tienen que hacer algo en casa suele ser poco. Pero nos piden que los acompañemos con otras actividades, como fomentarles el hábito de la lectura”.

“Pedí que me enseñen de nuevo”

Volver a la escuela. Algo de eso tuvo que atravesar Paula Fasanella para entender la forma en que aprendía matemática su hijo Santiago (10), que va a una escuela pública en Capital. “Le pedí una reunión al a maestra y le dije ‘necesito que me enseñes de nuevo’”, cuenta Paula, quien también tuvo que aprender a no confundir y complicar a su hijo.
“A mí me enseñaron de una manera sistemática. Pero Santi aprende diferente. Le enseñan a descomponer los números. A pensar cómo es más fácil para resolverlo”. En Lengua también hubo cambios que le costó asimilar. “Trabajan mucho con talleres, como comunidad, no tanto individualmente. Cuando escribe con faltas de ortografía, la maestra nos pide que no las corrijamos. Después, en el aula ellos se autocorrigen y después la maestra corrige esas correcciones. Con los resultados te das cuenta que aprenden mejor”, asegura

www.clarin.com 15/08/11

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