

"Elige por maestro aquél a quien admires más por lo que en él vieres, que por lo que escuchares de sus labios". Séneca
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Con frecuencia algunos padres se muestran preocupados por el estilo de relaciones que establecen sus hijos o hijas con sus compañeros de colegio. Pero sea como fuere la vida relacional de los hijos, especialmente a partir de la preadolescencia (10 años) y hasta los 16 años, se nutre de unos profundos cambios e incertidumbres que pueden provocar malas relaciones y especialmente maltrato reiterado entre compañeros.
Aproximadamente uno de cada tres adolescentes entre 12 y 16 años se ve involucrado –ya sea como agresor o como víctima- en situaciones de abuso, cercanas a veces al maltrato grave. Sin embargo, los porcentajes de chicos y chicas que sufren o ejercen un maltrato grave -por su intensidad o por su duración- son drásticamente más bajos: del 2% al 4% de los jóvenes. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, la intervención será preventiva o para tratar incidentes de baja intensidad.
El maltrato entre compañeros puede aparecer de formas muy diversas. No solamente se manifiesta a través de peleas o agresiones físicas, sino que con frecuencia se nutre de un conjunto de intimidaciones de diferente índole que dejan al agredido sin respuesta. Veamos algunas:
A pesar de que cada caso de relación dañina entre adolescentes debe ser analizado en su singularidad y abordado desde la serenidad, prevaleciendo la imperiosa necesidad de detener el daño y restablecer un equilibrio de poder entre agresor(es) y víctima(s), existen no obstante ciertas claves que nos pueden facilitar la prevención, el análisis y la intervención en este tipo de hechos. Pretendemos aquí exponer dichas claves y establecer algunas pautas de actuación que nos ayuden a saber tratar los incidentes por maltrato entre chicos y chicas en edad escolar.
Recurso para el docente: http://iesocio.es/
(eSocio es un herramienta que evalúa las relaciones entre compañeros. Mide distintos indicadores sobre convivencia y métodos sociométricos. Utiliza las nuevas tecnologías, lo que permite la recogida de información de un modo eficaz.)
Ejemplo: http://www.elmundo.es/elmundosalud/documentos/2008/06/bullying.html
Más información: http://www.acosoescolar.info/
Cuando la madre de un chico de 12 años le pregunta: "¿Cuántas veces tengo que decirte que pares?", comprenderá que es mejor que la respuesta, si es que se requiere alguna, no contenga un número. Pero esa comprensión requiere un entendimiento sofisticado del idioma mordaz que se desarrolla mucho después de que se adquiere un habla fluida. ¿A qué edad comienzan los niños a intuir el significado de una pregunta así, y en qué medida pueden contestar apropiadamente a otro tipo de comentarios mordaces?
En estudios de laboratorio sobre el tema, los niños demuestran no tener prácticamente ninguna comprensión de las expresiones mordaces antes de los seis años, y muy poca antes de los diez u once años. Cuando se enfrentan a este tipo de expresiones, los niños más pequeños, por lo general, interpretan las preguntas retóricas literalmente, las exageraciones deliberadas como un error y el sarcasmo como una mentira.
Pero ha habido poca investigación sobre el tema fuera del laboratorio. Por lo que un grupo de investigadores canadienses se propuso grabar a padres e hijos en sus hogares, utilizando cuatro tipos de lenguaje irónico: el sarcasmo, la hipérbole, la minimización y las preguntas retóricas. Resulta que niños muy pequeños pueden entender e incluso usar expresiones irónicas, aunque no puedan describir a un investigador lo que han hecho. "Uno ve que responden apropiadamente a este uso del lenguaje en la conversación -dice Holly E. Recchia, la principal inspiradora del informe-. Eso no es lo mismo que decir que puedan explicar esa comprensión de modo explícito."
El estudio, publicado en The British Journal of Developmental Psychology (La Revista Británica de Psicología del Desarrollo), incluyó a 39 familias, cada una con padre y madre y dos niños con edades promedio de 4 y 6 años. Las familias fueron reclutadas usando anuncios de nacimientos en un diario de Ontario, y fueron representativas de la población general en cuanto a su origen étnico, así como a la edad y al nivel educacional de los padres.
Los científicos transcribieron más de 350 horas de conversación y clasificaron todas las expresiones no literales usando cuatro categorías e identificando en cada oportunidad al hablante. Todos los hijos mayores hicieron al menos un comentario irónico, al igual que 38 madres, 26 padres y 37 de los niños menores, un total de 1661 comentarios no literales. Si bien no está claro por qué, comparado con los padres y los niños, las madres usaron el lenguaje irónico más en interacciones negativas que positivas, y las preguntas retóricas más frecuentemente que cualquier otra forma. "Puede ser que las madres asuman roles de enseñanza y de manejo de situaciones -señala Recchia-. Si las madres intervienen más en el manejo de conflictos, entonces puede ser que las preguntas retóricas sean más efectivas que el sarcasmo." Entre los niños fueron más comunes la hipérbole y las preguntas retóricas. En los casos en que los niños estuvieron involucrados en un conflicto, utilizaron más preguntas retóricas y la minimización, mientras que en las interacciones positivas por lo general hubo sarcasmo e hipérbole. A diferencia de sus hermanos y hermanas menores, los hijos mayores usaron el sarcasmo. ("Muchas gracias, destruiste mi colección") más que la minimización ("En este momento estoy sólo un poquito enojado con vos").
"Es una pieza de un cuadro mayor", explica Janet Wilde Astington, profesora de Psicología de la Universidad de Toronto que ha escrito mucho sobre el habla de los niños, aunque que no estuvo involucrada en este estudio. "Creo que es importante en la medida en que pueden mostrar que hay comprensión en niños tan pequeños como los que observaron, y creo que demuestran esta cuestión importante en contraste con lo que dice el trabajo experimental."
Comparados con sus padres, los niños fueron más propensos a usar la hipérbole, comúnmente para subrayar injusticias cometidas contra ellos por sus hermanos o sus padres: "Nunca me das plata; ni siquiera cuando me porto bien". Los niños mayores usaron más ironía que sus hermanos menores, y si bien los más pequeños entendían un poco menos el significado y la función de los comentarios, las diferencias no resultaron grandes.
Recchia, que es profesora adjunta de Educación en la Universidad de Concordia en Montreal, opina que, si bien es limitada la comprensión de los niños de la ironía, aun así puede ser útil. "Los padres tienden a ver el lenguaje irónico negativamente, pero no siempre es negativo o malvado", explica. "A veces es juguetón. Puede ser que el humor y la ironía ayuden a distender situaciones que de otro modo podrían provocar conflictos. Puede ser una herramienta efectiva".
Por Nicholas Bakalar (NYT)
Traducción de Gabriel Zadunaisky
Comunicarse es un esfuerzo por transmitir la propia subjetividad, para lo cual la simple palabra no alcanza y por eso recurrimos a ironías, metáforas, humoradas o metonimias. Los poetas lo hacen de manera bella; nosotros... como podemos. Cuando decimos: "Gracias por arruinarme el día", trasmitimos una plétora de significados mucho más amplia que si hubiéramos dicho: "Tu conducta me perjudicó". Con la ironía decimos que hubiéramos querido que se nos tuviera más en cuenta, y que nos estamos conteniendo para no agredir. En realidad, la ironía misma es una agresión atenuada. Los ejemplos son infinitos: "Nunca me das plata" no alude sólo al dinero, sino también a la sensación de abandono. "Estoy un poquito enojado" contiene el reclamo de que quien escucha se percate del tamaño del enojo. Aprender a hablar no es grabarse un diccionario en la cabeza, sino entender los secretos de la comunicación, que está repleta de elipsis, referencias comparativas y metáforas que los niños van entendiendo y aplicando a medida que maduran. La ironía, que puede ser hostil, graciosa o cómplice entre dos personas, no es más que uno de los tantos recursos en el esfuerzo tan difícil de volcar la subjetividad o mostrar los efectos de la conducta del otro sobre la propia. Por supuesto, muchas cosas que se dicen y otras que se callan pueden ser nocivas para el niño, y con lamentable frecuencia lo son. Pero eso no se debe a la supuesta falta de literalidad, sino al sentido de lo transmitido, a las sensaciones que se busca provocar y a los afectos ambivalentes de los padres, que las palabras algunas veces muestran y generalmente ocultan.
El autor es psicoanalista, de la Asociación Psicoanalítica Argentina
Estudios recientes muestran que a mayor contaminación, más repitencia y abandono.
Por José Luis CutelloEl pediatra social Norberto Liwski, presidente del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los Derechos Humanos (CODESEDH), confirmó a Clarín que “la ausencia o insuficiencia de saneamiento ambiental básico genera, sobre todo en los grandes centros de concentración urbana, condiciones de vida que para los niños implican una afectación al desarrollo integral”. Y aclaró que, de acuerdo con investigaciones recientes, el daño también se extiende a la educación: “En las zonas de mayor amenaza de contaminación, los índices de fracaso escolar son superiores a las zonas no contaminadas”.
De acuerdo con estadísticas publicadas por UNICEF, 18,9 por ciento de los alumnos argentinos abandona la escuela, aunque ese registro trepa al 21,5 en algunas provincias del norte. La repitencia, en tanto, es del 6,5 por ciento en la primaria, pero alcanza 11,5 en el noreste. La tasa de sobreedad promedio llega al 35,9 por ciento.
Teniendo en cuenta que la población de 0 a 17 años es de 12 millones según el Censo 2001, hay unos 4 millones de niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje.
La titular del área de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Defensoría del Pueblo de la Nación, Cristina Maiztegui, puntualizó una de las causas de la disparidad: “ El 52 % de los niños argentinos vive en zonas de riesgo ambiental, mayoritariamente en el norte y en el conurbano bonaerense” .
Estar en riesgo ambiental significa tener un alto índice de vulnerabilidad social y, además, carecer de saneamiento básico o sufrir la contaminación industrial o agropecuaria.
Consultado sobre la vinculación entre el aprendizaje y la falta de saneamiento, Liwski precisó que “el centro de atención está puesto en la salud, pero el niño va a ir perdiendo su proceso de desarrollo en la escolaridad”.
Y apuntó a las napas contaminadas: “Cuando hablamos de poblaciones circundantes a grandes extensiones de cultivos con uso de agrotóxicos indiscriminado, vuelve a aparecer la sobreedad, la repitencia, el fracaso escolar”.
Al respecto, el pediatra dijo que uno de los problemas más estudiados está en los ingenios del norte argentino, donde un gran porcentaje de niños tiene bagazosis, una enfermedad que se origina en el mal tratamiento del bagazo de caña de azúcar y que afecta los bronquios: “Los docentes nos señalan la recurrencia de la enfermedad respiratoria –señaló–. Cualquier chico con reiterados procesos de alteración respiratoria, comienza a tener una discontinuidad en su vinculación con al escuela”.
Otro enemigo de la escolarización es el alto nivel de plomo en la sangre . Un estudio de la Defensoría del Pueblo en la localidad de Villa Inflamable, en el polo petroquímico de Avellaneda, comprobó que 50 por ciento de los chicos entre 7 y 11 años tenía plumbosis.
“Tiene efectos de sedimentación sobre niveles neurológicos y por lo tanto lesiones crónicas. El metal se acumula en los huesos lentamente, impidiendo el crecimiento y deteriorando el cerebro de los niños”, explicó Liwski. En este caso, agregó, no se trata sólo de fracaso escolar, sino de una reducción sensible en la expectativa de vida de los chicos.
Una webquest tiene las siguientes características:
Una webquest apunta a desarrollar las siguientes competencias:
Dentro de un marco didáctico, la webquest se revela como una metodología muy adecuada para incorporar internet en el aula. Es un modelo simple y rico para los usos educativos de la red. Asimismo, se articula muy bien con teorías pedagógicas como el constructivismo. Es una metodología para construir aprendizajes significativos y realizar trabajos interdisciplinarios.
Estas actividades no requieren un software específico: se pueden crear o resolver en un procesador o un graficador.
La idea de las webquest incluye la de que los docentes, una vez familiarizados con su metodología, creen sus propias webquest, adecuadas a los requerimientos de su grupo de alumnos. También, que las producciones de los distintos docentes se compartan, por lo que se propone subirlas a la red.
¿A qué nos referimos al mencionar el alma de las webquest? Jarbas Novelino Barato, en su página "El alma de las webquest" señala: "Sin ella los productos de la tecnología educativa pueden ser técnicamente correctos pero no conquistarán los corazones y las mentes de los estudiantes".
Dar alma a las webquest significa:
"...las buenas webquest deben ser animadas (con alma) ya que el modelo elaborado por Dodge, así como las creaciones de Paulo Freire, de Michael Young, de Freinet y de muchos otros grandes educadores, exige coherencia, armonía de las partes, la adhesión a determinados principios y la convicción de que aprender es una aventura humana que vale la pena de ser vivida." [1]
Según su duración, las webquest pueden tener distintos niveles:
La estructura de una webquest tiene seis pasos.
Pueden incorporarse otros puntos, como una guía para el docente, y se agregarán cuando correspondan los créditos y referencias.
Una de las misiones de educ.ar es facilitar a los docentes herramientas para enseñar en la sociedad del conocimiento. La visión de educ.ar es aplicar las Tecnologías de la Información y la Comunicación a la solución de los problemas prioritarios de la educación.
Por tal motivo hemos propuesto estas actividades con el objetivo de:
Muchas veces se piensa que todo lo que se puede hacer con la computadora se puede hacer en el cuaderno de clases. Las webquest son actividades para realizar exclusivamente con la red, y favorecen la posibilidad de que los alumnos tengan acceso a contenidos interesantes, de calidad y actualizados.
Internet brinda una gran cantidad de información, y el uso de esta metodología es una manera de aprovecharla. Los chicos accederán a documentos de primera mano, fuentes primarias, etc., a los que sería muy difícil llegar de otra manera.
No es la única ni principal manera de trabajar para lograr el desarrollo del pensamiento crítico de los alumnos, pero sí una nueva estrategia de este momento que brinda un valor agregado más a los recursos de nuestros docentes, y permite la transformación y la construcción del conocimiento.
[1] Jarbas Novelino Barato: "El alma de las webquest".El profesor y catedrático Miguel Ángel Santos Guerra disertó en Ceres
“Para aprender hace falta una fuerte disposición hacia el aprendizaje”
Educación y tecnología . “Es fundamental que la escuela no se convierta en un islote de palabras cuando estamos inundados de tecnología, por esto es que la institución educativa debe aprender a anticiparse”, indicó Santos Guerra durante la charla.
Foto: Martín Farías-Red de Medios
Ante un auditorio colmado de docentes, Santos Guerra resaltó que “es importante despertar la atención y captar el interés del participante. Las anécdotas y el humor sirven para interrelacionarnos”, apuntó el catedrático.
Martín Farías-Red de Medios
interior@ellitoral.com
En Ceres y ante un auditorio colmado de docentes, Miguel Ángel Santos Guerra disertó sobre los puntos más importante que atañen hoy a la realidad de la educación argentina. Durante un break Santos Guerra dialogó con El Litoral. Aseguró entonces que, a través de las parábolas y los ejemplos- humorísticos-, se presentan ideas que se comprenden con mayor claridad.
“Para que se pueda aprender hace falta una fuerte disposición emocional hacia el aprendizaje. Eso nos demuestra por qué los alumnos aprenden más de los maestros a los que aman”, remarcó Santos Guerra.
Por otra parte, el profesor hispano se encargó de conceptuar “yo digo siempre la escuela que aprende y no la escuela que enseña. Sólo de la capacidad de autocrítica y de apertura a la crítica una institución puede mejorar. Desde la cerrazón, y desde la reflexión externa y desde la poca reflexión de la práctica profesional estamos condenados a repetir la rutina, o sea, a repetir los errores”. Además, les aconsejó a los docentes que cuestionen las prácticas, porque hay otras formas de hacerlo, planteando de otra manera los métodos, la evaluación y la relación entre el espacio y el tiempo. “Alejándonos del conformismo y el dogmatismo”.
La actualidad
Ante la pregunta de si la escuela de hoy difiere mucho de la de años atrás, Santos Guerra fue contundente: “La escuela debe estar en permanente transformación. Porque la vida está en transformación constante. Cuando antes el conocimiento sólo estaba en la escuela, ponía todo el empeño en seleccionar bien los currículums, estructurarlos y transmitirlos bien”.
Santos Guerra agregó que hoy los conocimientos no están sólo en la escuela, sino también en Internet y en los medios. “Por eso la escuela debe modificar los criterios para saber dónde encontrar el conocimiento, y saber discernir si ese conocimiento encontrado está adulterado por intereses espurios, comerciales, políticos, o si es un conocimiento que tiene rigor. Antes no había tecnologías y la escuela no tenía esa preocupación”.
Por otra parte, el profesor indicó que la escuela debe ayudar a utilizar la tecnología vigente, porque la brecha digital afecta también a capas sociales de manera muy violenta. “Hay chicos que no tienen acceso a esa tecnología; por eso la escuela debe ser, por su rol social, la responsable de corregir esas desigualdades y no de potenciarlas”, explicó.
Padres y maestros
Por último, el catedrático se refirió a la constante situación de los padres defensores de sus hijos con mala nota, y los maestros que culpan a los padres por esa situación en la escuela. “Hay un eufemismo africano que dice hace falta un pueblo entero para educar a un niño y cuando hablamos de comunidad educativa incluyo a la familia también”.
Los padres y los maestros no deben ser tomados como enemigos enfrentados, porque los padres y los docentes tienen una finalidad en su vida, que es educar de la mejor manera a un niño. “Por eso, es trascendente que ambas partes dialoguen, debatan y compartan sobre la mejora de la práctica de la educación. Los padres y los maestros se necesitan mutuamente, no pueden estar enfrentados porque, si esto pasa, el niño será el único perjudicado”, sintetizó.
Miguel Angel Santos Guerra.
Profesor y catedrático.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2010/11/01/regionales/REGI-01.html