lunes, 8 de noviembre de 2010

Fracaso escolar

Relacionan el fracaso escolar con los ambientes insalubres

Estudios recientes muestran que a mayor contaminación, más repitencia y abandono.

Por José Luis Cutello

El fracaso escolar no está motivado únicamente por factores sociales como familias sin padre o madre, necesidades básicas insatisfechas o enfermedades hereditarias. En los últimos años, los especialistas reconocieron otro enemigo invisible: el ambiente insalubre . Estudios recientes muestran que cuanto mayor es la contaminación de una población, más elevados son los índices de abandono, repitencia y sobreedad.

El pediatra social Norberto Liwski, presidente del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los Derechos Humanos (CODESEDH), confirmó a Clarín que “la ausencia o insuficiencia de saneamiento ambiental básico genera, sobre todo en los grandes centros de concentración urbana, condiciones de vida que para los niños implican una afectación al desarrollo integral”. Y aclaró que, de acuerdo con investigaciones recientes, el daño también se extiende a la educación: “En las zonas de mayor amenaza de contaminación, los índices de fracaso escolar son superiores a las zonas no contaminadas”.

De acuerdo con estadísticas publicadas por UNICEF, 18,9 por ciento de los alumnos argentinos abandona la escuela, aunque ese registro trepa al 21,5 en algunas provincias del norte. La repitencia, en tanto, es del 6,5 por ciento en la primaria, pero alcanza 11,5 en el noreste. La tasa de sobreedad promedio llega al 35,9 por ciento.

Teniendo en cuenta que la población de 0 a 17 años es de 12 millones según el Censo 2001, hay unos 4 millones de niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje.

La titular del área de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Defensoría del Pueblo de la Nación, Cristina Maiztegui, puntualizó una de las causas de la disparidad: “ El 52 % de los niños argentinos vive en zonas de riesgo ambiental, mayoritariamente en el norte y en el conurbano bonaerense” .

Estar en riesgo ambiental significa tener un alto índice de vulnerabilidad social y, además, carecer de saneamiento básico o sufrir la contaminación industrial o agropecuaria.

Consultado sobre la vinculación entre el aprendizaje y la falta de saneamiento, Liwski precisó que “el centro de atención está puesto en la salud, pero el niño va a ir perdiendo su proceso de desarrollo en la escolaridad”.

Y apuntó a las napas contaminadas: “Cuando hablamos de poblaciones circundantes a grandes extensiones de cultivos con uso de agrotóxicos indiscriminado, vuelve a aparecer la sobreedad, la repitencia, el fracaso escolar”.

Al respecto, el pediatra dijo que uno de los problemas más estudiados está en los ingenios del norte argentino, donde un gran porcentaje de niños tiene bagazosis, una enfermedad que se origina en el mal tratamiento del bagazo de caña de azúcar y que afecta los bronquios: “Los docentes nos señalan la recurrencia de la enfermedad respiratoria –señaló–. Cualquier chico con reiterados procesos de alteración respiratoria, comienza a tener una discontinuidad en su vinculación con al escuela”.

Otro enemigo de la escolarización es el alto nivel de plomo en la sangre . Un estudio de la Defensoría del Pueblo en la localidad de Villa Inflamable, en el polo petroquímico de Avellaneda, comprobó que 50 por ciento de los chicos entre 7 y 11 años tenía plumbosis.

“Tiene efectos de sedimentación sobre niveles neurológicos y por lo tanto lesiones crónicas. El metal se acumula en los huesos lentamente, impidiendo el crecimiento y deteriorando el cerebro de los niños”, explicó Liwski. En este caso, agregó, no se trata sólo de fracaso escolar, sino de una reducción sensible en la expectativa de vida de los chicos.

http://www.clarin.com/sociedad/medio_ambiente/Relacionan-fracaso-escolar-ambientes-insalubres_0_367763287.html

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