lunes, 16 de agosto de 2010

De a poco, la educación sexual se abre paso en las escuelas

A fines de agosto comienzan los cursos para los maestros de nivel primario. Cuáles son los desafíos y obstáculos al interior de las escuelas para que la educación sexual sea implementada en forma integral. Opinan los docentes de distintos niveles.

Mariela Goy - Luciano Andreychuk
educacion@ellitoral.com
Santa Fe (El Litoral - Especial para la Red de Periodismo Social).


“Vos me enseñaste bien, pero yo no te hice caso”. Ése fue el preámbulo con el que una adolescente de 16 años terminó confesando a su profesora de Biología que estaba embarazada. La frase deja traslucir el amplio y complicado mundo de la educación sexual en las escuelas, que no se resuelve sólo con dar información a los alumnos sobre el aparato reproductor o los métodos anticonceptivos.

El Programa Nacional de Educación Sexual Integral, creado por la ley 26.150, establece la obligatoriedad de estos contenidos y su abordaje “integral” en las escuelas de nivel inicial, primario y secundario. Esto significa que el proceso de enseñanza y aprendizaje de la educación sexual no se limita a una materia, sino que plantea un tratamiento transversal e integrado de todas las áreas. Y requiere, como ejes centrales, la capacitación de los docentes y su implementación concreta en el aula.

En la provincia de Santa Fe, la educación sexual viene avanzado desde el año pasado con algunas líneas de acción implementadas por la cartera educativa. Se creó el equipo ESI (Educación Sexual Integral), conformado por profesionales; se dictan cursos de formación para docentes, y se generó un blog de Internet (www.esisantafe.gov.ar) con materiales teóricos, herramientas de intervención en el aula y foros para la discusión.

En 2009, alrededor de 900 profesores de 166 escuelas secundarias estuvieron participando en el primer curso, mientras que otros 1.000 profesores, de unas 200 escuelas, se están capacitando este año en Educación Sexual Integral. A fines de este mes, se iniciará la primera cohorte de formación para maestros de primaria, con un cupo para 1.000 asistentes.

Los cursos constan de 3 encuentros teóricos, un seguimiento virtual de los proyectos que deben diseñar los docentes para aplicar en la escuela, y una última reunión para poner en común los resultados. Están basados en los “lineamientos curriculares” consensuados en 2008 por todas las provincias en el Consejo Federal de Educación, que proveen herramientas para el abordaje transversal de los contenidos en cada nivel de enseñanza.

Como otro paso, la Nación editó un material didáctico, compuesto por cuadernos y láminas. Al Ministerio de Educación de Santa Fe llegó recién la semana pasada una cantidad suficiente para repartirlos entre los que participan de los seminarios de capacitación, pero aún no alcanza para su distribución en todas las escuelas de la provincia.

Al margen de estas políticas, “que la educación sexual se afiance en las escuelas será un proceso de largo plazo”, admite una de las coordinadoras del Programa ESI de Santa Fe, Gloria Schuster. A su entender, “hay que generar sensibilidad en los educadores sobre el tema, acceso a los recursos y una revisión de las actuales prácticas sobre estos contenidos”.

Mirada restringida

Docentes de escuelas secundarias y primarias consultadas por El Litoral admiten que todavía hay mucho camino que recorrer al interior de las escuelas. Son varios los obstáculos a sortear: resistencias internas, prejuicios y mitos de los alumnos, y limitaciones propias del docente, sea porque no tiene conocimientos sobre los temas o no sabe qué decir, cómo hablar.

“Siempre se tomó la educación sexual como una cuestión exclusiva de la Biología y ahora estamos tratando de abordarla desde la transversalidad. Un problema que veo es que los docentes no entienden la propuesta. Creen que tienen que desarrollar un contenido relacionado con la reproducción o las enfermedades venéreas y cuestionan que no pueden dictar un tema que no saben”, dijo Liliana Galoppe, directora de la escuela media Juana del Pino.

La docente está realizando el curso del Ministerio de Educación, junto con otros 5 profesores de esa institución. “Debo reconocer que hay resistencia en algunos docentes, que no es fácil lograr la amplitud mental como para reconocer la necesidad de dictar los contenidos a los alumnos”, admitió.

Desde el secundario Alfonso Grilli son las docentes de Biología quienes están haciendo los seminarios. “Vemos como importante que esta ley nos da un marco de legalidad para enseñar educación sexual. Pero los colegas por ahí piensan que sigue siendo un contenido restringido a las Ciencias Naturales”, sostuvieron Susana Rossi y Marisa Josa, que están dictando talleres a sus alumnos sobre problemáticas de género, de pareja y multisexualidad, enfocados desde el ámbito de los derechos humanos.

“Ahora faltaría la sistematización para introducir los contenidos. En las escuelas todavía es una cuestión de voluntad: faltan espacios, el recurso tiempo. Además, los cursos deberían ser anuales para dar una continuidad a nuestra formación”, opinaron.

Gloria Schuster, quien es magíster en Problemática de Género de la Universidad Nacional de Rosario y coordinadora de la ESI Santa Fe, concuerda con las docentes en cuanto a la mirada restringida sobre la sexualidad, enfocada a la genitalidad. “Es un camino que hay que desandar: los docentes sienten que se les pide enseñar temas de Ciencias Biológicas o Naturales y, a veces, la misma comunidad educativa les tira el tema a los profesores de Biología. Esa mirada hay que problematizarla para poder entender a la educación sexual desde una dimensión más amplia”, explicó.

Dio los siguientes ejemplos: “El docente de Formación Ética o Ciencias Sociales puede abordar los estereotipos de varones y mujeres a lo largo de la historia, y esto tiene que ver con la sexualidad. Se puede tratar la legislación sobre violencia contra las mujeres, sobre discriminación, y esto tiene que ver con la sexualidad”.

Derrumbar prejuicios y mitos

Para Schuster, otra de las cuestiones que hay que repensar es la postura de que los chicos no saben nada sobre sexualidad y que hay que darles información. “No sólo con la información se producen los cambios y se promueven actitudes responsables -advierte la magíster-. Todos sabemos que tenemos que comer sano o que fumar hace mal; no es la información por sí sola la que genera cambios, sino que hay que retrabajar los prejuicios y mitos que compartimos como sociedad, y que los niños y jóvenes reproducen. Por ejemplo, la idea de que la sexualidad, en la mujer, significa reproducción y que ellas son las únicas responsables de eso”, indicó.

Una anécdota contada por las profesoras de la Grilli sirve de radiografía. Un chico que participaba activamente de uno de los talleres sobre género se dio vuelta y susurró a su compañero que a él su padre lo había llevado a iniciarse sexualmente a un prostíbulo. “Hay que desandar estos mitos tan importantes que reproducen situaciones de discriminación. Hay que trabajar una masculinidad que tenga que ver con cuidarse, con la responsabilidad, con el vínculo con el otro, con los roles. En fin, el abanico de posibilidades en educación sexual es muy amplio y la escuela puede generar espacios de diálogo”, cerró Schuster.

La didáctica en el aula

¿Cómo abordar didácticamente la temática en el aula, echando mano a qué recursos? “Se trata de atender con atención a cada pregunta. Buscar “ganchos’ para que los alumnos se entusiasmen y asocien correctamente algunas nociones básicas sobre sexualidad”, apuntaron Matter y Pes. Por su parte, Carlotta consideró: “Hay docentes más expositivos que toman un manual y exponen lo que saben en forma directa. Yo trato de aplicar otros criterios, me apoyo en lo lúdico, en las variantes didácticas que ofrece el juego. Pero siempre con respeto, cuidado y moderación en el lenguaje”. El juego no implica, para la docente, banalizar el tema en el aula: “Arrancamos desde una actividad lúdica, pero para ir a algo serio. Los chicos terminarán siendo adultos mucho más serios que nosotros”, cerró.

Sexosofia

Un profesor de un secundario local se paró en la puerta del salón de clases e increpó a los alumnos para que quitaran las láminas del aparato reproductor humano que estaban colgadas en la pared porque, a su entender, “hacían apología del sexo”. El papel de las religiones o las creencias personales fue indicado como otro de los desafíos en relación a la educación sexual.

En ese sentido, en los cursos de ESI se trabaja el tema de la “sexosofia”, definida como el conjunto de principios y conocimientos que la gente tiene de su propia sexualidad, incluyendo valores personales y culturales compartidos.

“Una de las cuestiones a desandar es que no se le pide al docente que tenga que dar cuenta de su moral sexual. El concepto de sexosofía hace referencia a que cada uno de nosotros tiene una postura acerca de lo que nos gusta, de lo que no, de lo que está bien o mal en el ejercicio de la sexualidad. Pero eso no es lo que se debe transmitir a los alumnos. Lo que hay que transmitir es un proceso donde nosotros trabajamos en las escuelas el acceso a la información, los prejuicios y mitos, y el respeto por la toma decisiones del otro”, advirtió Gloria Schuster.

Recordó el caso de una docente que en el curso de capacitación planteó que ella no estaba de acuerdo con determinados temas, pero ante la demanda de sus alumnas no sólo que les llevó información para trabajar los métodos anticonceptivos sino que articuló la posibilidad de que sus estudiantes buscaran información en el centro de salud más cercano.

“Nadie va a cuestionar las decisiones y creencias de cada docente ni tampoco está en juego la sexualidad del adolescente. Sí hay que habilitar la información y los recursos necesarios para que los chicos tengan acceso”, aclaró Schuster.

/// EL DATO

Abordaje

La Educación Sexual Integral (ESI) se sustenta en las perspectivas de los Derechos Humanos (la igualdad de oportunidades, la no discriminación, libertad como valores que orienten el ejercicio de ciudadanía) y Perspectiva de Género (los femeninos y los masculinos como construcciones sociales, culturales, económicas y políticas naturalizadas e invisibilizadas). Los “lineamientos curriculares” establecen los contenidos concretos que deben dictarse en cada nivel de enseñanza: inicial, primario y secundario. Pueden bajarse de la página web: http://www.me.gov.ar/consejo/resoluciones/res08/45-08-anexo.pdf

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Lo más interesante que puede generar la escuela son los espacios de diálogo y escucha. El docente no tiene por qué saber todo sobre educación sexual, pero sí tiene que saber dónde están ciertos canales para buscar la información apropiada.

Gloria Schuster

Coordinadora ESI Santa Fe

El abordaje de la educación sexual en el nivel primario

Los docentes, en soledad ante el desconocimiento

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Los nenes aquí, las nenas allá y una mirada que acerca... El despertar de la sexualidad en la escuela primaria pone a los docentes ante el desafío de enfrentar el desconocimiento, los tabúes y prejuicios: se trata de una educación para la vida.

¿Qué dificultades se encuentran en la escuela primaria al momento de enseñar sobre sexualidad? De entrada, el docente choca contra la barrera del desconocimiento, los preconceptos y las ideas deformadas: los chicos saben poco, no saben o, lo que es aún peor, saben mal, pues se guían y malinterpretan los mensajes que propalan los medios masivos, como la TV. Ésta fue la idea más coincidente entre varios maestros de ese nivel consultados.

Un ejemplo: “Los alumnos de 7º con los que trabajo la temática asocian que el preservativo sirve única y exclusivamente para “no dejar a las chicas embarazadas’. Y nosotros tratamos de explicarles por repetición que, además de eso, es la mejor forma de prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual”, explicó a El Litoral Evangelina Matter, docente de la escuela Avellaneda.

“También tratamos de insistir en la conciencia de la responsabilidad sobre la sexualidad. Esto es, abordar no sólo la cuestión orgánica, física, los métodos preventivos, el cuidado del cuerpo y la prevención, etc., sino también la responsabilidad personal ante el acto de la sexualidad”, aportó la vicedirectora de esa escuela, Silvia Mónica Ferrer.

Medios, sexualidad y escuela

Según el testimonio de las docentes, la escuela primaria, que recibe a chicos de 6 hasta los 13 años, se encuentra ante el desafío de organizar y dar sentido al bombardeo caótico de mensajes que los chicos recogen desde los medios: “Todo pasa por poner blanco sobre negro, decodificar esa maraña de información desordenada que los alumnos traen de afuera, de la televisión y tratar de ordenarla aquí en el aula”, aseguró Matter.

La educadora puso el ejemplo del programa televisivo “Casi Ángeles”, “que todos los chicos miran, y donde a veces se tocan temas que para ellos son disparadores, como la cuestión del cuidado del cuerpo, o los ciclos menstruales en las chicas”, contó Matter. “Notamos que ellos incorporan informaciones desordenadas, y hacen asociaciones muchas veces erróneas. Después vienen a clases y no se cansan de preguntar. Nosotros tenemos que ayudar a pasar todo en limpio”, dijo.

El maestro, solo

Frente a lo reciente del tema y al desconocimiento generalizado, “el docente queda un poco solo con su criterio; va viendo hasta qué punto ir sobre cada cuestión específica y dónde frenarse. A nosotros aún no nos llegó nada del ministerio, ni una lámina siquiera... Trabajamos con el poco material que tenemos...”, se quejó Patricia Pes, también docente.

Desde la escuela Beleno, Ivanna Carlotta -del 7º grado- opinó: “Si el Ministerio de Educación abre la puerta para que nosotros enseñemos sobre educación sexual, la iniciativa tiene que venir acompañada de conocimiento y capacitación. Porque el material didáctico va a llegar, pero lo que falta son instancias para que los docentes aprendamos a enseñar bien el tema en el aula, porque si no todo queda en el aire. Hablo de, por ejemplo, talleres con profesionales de la salud”, sugirió.

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2010/08/15/educacion/EDUC-01.html


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