Alrededor del 25% de los niños con
autismo no son verbales, es decir, no poseen lenguaje oral. Con ellos se
usan sistemas de comunicación alternativa, sistemas basados en
pictogramas, comunicadores digitales, agendas,
lenguaje con signos …, etc. Y ciertamente uno de los grandes deseos de
las familias es que el niño o niña tenga algo de lenguaje oral. Y aunque
la comunicación no siempre está ligada al lenguaje oral, la obtención
del mismo representa un hito en la adquisición de otras habilidades del
niño.
El 29 de Septiembre se publicó en la revista Plos One un artículo de investigación que les va a interesar mucho si su hijo no tienen lenguaje verbal. El artículo titulado “Auditory-Motor
Mapping Training as an Intervention to Facilitate Speech Output in
Non-Verbal Children with Autism: A Proof of Concept Study”
nos habla precisamente de un nuevo sistema para promover el lenguaje
verbal. Normalmente, la adquisición de lenguaje verbal en niños o niñas
con autismo, es siempre un muy buen indicador de la progresión. El
propósito de esta investigación ha sido validar la capacidad de un nuevo
sistema para conseguir que el niño inicie el proceso verbal.
“Auditory-Motor Mapping Training” (AMMT) es el curioso nombre que tiene el procedimiento que ha sido desarrollado por el “Beth Israel Deaconess Medical Center”
(BIDMC) y se basa en la capacidad y calidad auditiva que los niños con
autismo tienen al oír música. Según la Doctora Catalina Wan -autora
principal de este estudio e investigadora del “Music and Neuroimaging
Laboratory of BIDMC’s Department of Neurology” y del “Neurology at
Harvard Medical School (HMS)”- a pesar de la gran cantidad de niños no
verbales no existen demasiados sistemas destinados a favorecer y ayudar
el inicio del habla. El AMMT se basa en una combinación de entrenamiento
motor y auditivo, de forma que aprovecha las capacidades inherentes a
los niños con autismo para poder involucrar otras áreas de interés y a
su vez activar determinadas zonas del cerebro relacionadas con este
tema. Según Gottfried Schlaug -Director del Laboratorio de Música y
Neuroimágen del BIDMC y profesor asociado de Neurología en la Escuela de
Medicina de Harvard- el desarrollo de este sistema está ligado a un
sistema usado previamente en pacientes que habían tenido accidentes
cerebrovasculares con un resultado de afasia y perdida de las
capacidades verbales. Este sistema previo se basaba en la terapia de
entonación melódica que había dado muy buenos resultados.
Para iniciar el estudio se seleccionaron a seis niños
-del área metropolitana de Boston- no verbales con autismo y con edades
comprendidas entre los 5 y 9 años. Cada niño recibió 5 sesiones
semanales de AMNT durante ocho semanas, hasta llegar a 40 sesiones. Y
tras estas sesiones los niños presentaron sus primeras capacidades
verbales, siendo esto un paso crítico en el desarrollo futuro de los
niños. Quisiera recalcar que el desarrollo del lenguaje está íntimamente
ligado al desarrollo de la inteligencia (tal y como la conocemos), es
por ello muy importante que el niño pueda adquirir la capacidad de la
comprensión correcta del lenguaje para mejorar en otras áreas que están
íntimamente relacionadas. En niños que han superado la temida barrera de
la adquisición del habla, este sistema puede representar una pequeña
revolución que ayude a seguir rompiendo viejas creencias.
El sistema se basa en la combinación de una
entonación determinada acompañada por el sonido de un par de tambores,
de esta forma se facilita el mapeo audiomotor. Esto es muy similar al
sistema usado por los bebés para la creación de estadísticas y patrones
de lenguaje(1). El terapeuta introduce las palabras o frases
en forma de canción mientras toca los tambores de forma acompasada. Este
acto se realiza de manera muy estructurada y repetitiva. Esta respuesta
positiva está relacionada -tal y como comentábamos al principio- con el
interés y calidad empática del niño con autismo hacia la música, y
convierte la terapia en algo agradable para el niño. El binomio
canto-percusión activa las regiones cerebrales involucradas en los
aspectos visuales, auditivos, motores y representaciones mentales de
tales acciones. Esta involucración afecta al lóbulo temporal, las
regiones frontal, posterior y media, las cuales se presume son las
relacionadas con las neuronas espejo(2). La zona
frontoparietal está relacionada con la parte motora, que según la teoría
de las neuronas espejo, se activa no solo cuando ejecutamos la acción,
sino cuando la vemos u oímos.
Basados en esta compleja interrelación, el uso de la
terapia AMMT se vincula con la percepción de los sonidos con
articulación oral (Palabras o frases) y la acción motora en sí necesaria
para la articulación. De esta forma se fortalecen las relaciones entre
las funciones anatómicas propias del habla y la auditiva que conecta con
las regiones motoras del cerebro, facilitando así las habilidades de
comunicación.
Existen en la literatura científica casos
documentados sobre niños que adquirieron lenguaje tras una intervención
similar, pero estos casos no estaban suficientemente bien documentados, y
no se sabía con certeza si esta adquisición de lenguaje verbal era
debida a la evolución propia de los niños o estaba directamente
involucrada con este tipo de intervención.
Los niños objeto del estudio habían sido valorados
mediante la prueba “Childhood Autism Rating Scale” (CARS) y habían
recibido todos ellos terapia de lenguaje durante al menos 18 meses sin
resultado alguno en la adquisición de un lenguaje mínimo funcional.
Todos los participantes del estudio mostraron mejoras significativas
tras las 40 sesiones. Presentándose el mayor avance en las primeras 15
sesiones y manteniéndose los logros adquiridos dos meses después de la
finalización del estudio.
Y aunque tras las sesiones los niños habían iniciado
la adquisición de lenguaje, ciertamente seguían presentado carencias en
el mismo, pero su capacidad posterior para adquirir nuevas palabras
aumentó, más si cabe que se partía de un nivel cero de lenguaje previo.
Añadir que es una intervención de muy poco costo, ya que salvo una mesa,
dos sillas, un par de tambores y el/la terapeuta no hace falta nada
más.
Este estudio nos abre una nueva puerta para una
mejora en la intervención dedicada a la adquisición de habilidades del
lenguaje en niños con autismo.